viernes, 25 de marzo de 2011

LA ENFERMEDAD PARODONTAL

La enfermedad parodontal (o enfermedad periodontal) es una afección bucodental que sufren perros y gatos. Esta afección, provoca la destrucción de las estructuras de sujeción de los dientes e inflamación de las encías.

Los principales síntomas que se manifiestan son: mal aliento, dientes móviles y pérdida de éstos, dolor al tomar el alimento y frecuentemente sangrado de las encías e infección.

El primer paso en la progresión de esta enfermedad es la formación y acumulación de placa sobre la superficie de los dientes. La placa que no se elimina puede llegar a convertirse en sarro.  A medida que el sarro va acumulándose, su superficie rugosa irrita la encía y causa inflamación de los tejidos. Esta inflamación contribuye a la proliferación de bacterias en la boca, bacterias que liberan toxinas que a su vez contribuyen a aumentar la inflamación y el mal aliento.
Cuando la placa y la inflamación  llegan al ligamento periodontal, el animal comienza a perder piezas dentales. Esto provoca  que el animal presente  dolor  y dificultades para coger  y masticar los alimentos con normalidad.
  
Los factores de riesgo para la enfermedad dental son varios, entre los que hay que destacar:

1.- La edad: a mayor edad mayor riesgo.
2.- Dieta: una dieta blanda favorece la acumulación de placa y sarro.
  
La mejor estrategia para mantener la salud oral es la prevención. Actualmente existen en el mercado diferentes productos  que ayudan a combatir la acumulación de sarro en los dientes y el mal aliento. 

Si ya hay sarro acumulado, la mejor solución son las limpiezas dentales y pulido dental y posteriores medidas preventivas para evitar una nueva aparición del problema.
COMO ENSEÑAR A UN CACHORRO A ORINAR Y DEFECAR EN LUGARES APROPIADOS

Para todos los animales domésticos, el objetivo principal de la micción (orinar) y de la defecación  es la eliminación de los desechos. Así en nuestro cachorro el objetivo principal de orinar y defecar es eliminar los mismos. Esto es una clara diferencia respecto  al perro adulto, en el que orinar tiene otras funciones que incluyen la comunicación con respecto al estado sexual, la identidad individual o el marcaje del territorio. Por tanto en un animal adulto deberemos ser capaces de diferenciar el hecho de que nuestra mascota no orine donde debe, con el hecho de que nuestra mascota pueda estar marcando territorio (marcaje territorial).

Por qué aparece el marcaje?

El marcaje por orina es una forma natural de comunicación olfativa entre los perros. Existen muchos factores que intervienen en el marcaje. Entre los más importantes están los sexuales, dependientes de la hormona testosterona y el propio marcaje en sí mismo: el perro macho marca su territorio y la propia marca incita al marcaje y siempre será en el mismo lugar.

En algunas circunstancias el marcaje por orina de nuestros perros puede llegar a suponer un problema o una incomodidad.

Existen diversas manipulaciones que nos permiten evitar este comportamiento:

1.- Castración:  al eliminar la producción de la hormona testosterona disminuye significativamente el comportamiento de marcaje asociado al comportamiento sexual.

2.- Limpieza de las áreas marcadas. En este punto debemos recalcar que no es suficiente con limpiar la mancha de orina sino que debemos utilizar productos específicos para la limpieza de la orina del perro como detergentes enzimáticos (detergentes para lavar ropa) que a la vez que limpian la orina, son capaces de eliminar los olores, que para nosotros son imperceptibles, pero que para nuestros perros son los que incitan al marcaje.

Una vez hemos diferenciado el marcaje territorial del orinado en lugares inadecuados, pasaremos a hablar de las estrategias que podemos seguir para educar a nuestro cachorro  respecto a los lugares donde puede orinar y defecar.

Comencemos por el hecho de que usualmente cuando el cachorro llega a nuestra casa todavía no tiene todas las vacunas; por tanto no debería salir a la calle, y no debería ir a los lugares donde otros perros orinan y defecan. Aunque al principio puede resultar en una incomodidad para nosotros, deberemos buscarle un lugar adecuado para hacer sus necesidades dentro de casa, hasta que nuestro cachorro cumpla con su programa de vacunaciones y de esta forma pueda salir a la calle para hacer sus necesidades.

En las estrategias del adiestramiento doméstico se aprovechan de la tendencia innata del perro a no orinar ni defecar en su zona de descanso y a tener preferencia de hacerlo en un sitio y sustrato determinado. Debemos ser conscientes de este hecho, ya que nuestras mascotas desde muy pequeños son seres limpios.

Lo primero que tenemos que hacer es buscar un sitio adecuado donde queramos que haga sus necesidades. Escogeremos un sitio lejos de su camita y de su plato de comida.
Como sustrato os recomendamos los periódicos porque es lo más cómodo de limpiar, aunque se pueden utilizar diversos sustratos como son arena, empapadores, ...

Pautas para cuando estemos en casa:

1. Tenemos que tener supervisado al cachorro en todo momento
2. Si muestra que tiene ganas de orinar y defecar (con el tiempo aprenderemos a identificar estas señales) lo trasladaremos a la zona deseada donde queremos que lo haga.
3. Después de comer, jugar o descansar, también lo llevaremos a la zona de los periódicos.
4. Siempre premiaremos cuando orine o defeque en los periódicos o donde nosotros deseamos que lo haga, tanto si lo hace solo como cuando lo llevamos nosotros.

Pautas para cuando no estemos en casa:

1.- Mantendremos al cachorro en una zona limitada.
2.- Le proporcionaremos periódicos. Los primeros días le dispondremos de un área amplia de periódicos pero, poco a poco, reduciremos la cantidad de periódicos hasta dejar sólo una pequeña zona.

Que no tenemos que hacer:

1.- Castigarle cuando no orine o defeque en los periódicos, mucho menos si no hemos visto el hecho, o han pasado varias horas, ya que nuestra mascota no asociará el castigo con el hecho de orinar o defecar en un lugar inapropiado. No entenderá el porqué le recriminamos.
2.- Nunca debemos mojar su morro con el pipi o las heces.

Finalmente debemos ser conscientes que nuestro cachorro no tendrá un control total de sus deposiciones más o menos hasta los 5 meses de edad. Por lo tanto, tenemos que tener mucha paciencia y comprensión.

viernes, 28 de enero de 2011

Leucemia felina (FeLV)

La leucemia felina vírica es una enfermedad infecciosa relativamente común y muy importante en los gatos, que puede llevar a la muerte de nuestra mascota. Esta enfermedad es producida por un retrovirus que puede causar una inmunosupresión sistémica, lo que equivale a decir que afecta al sistema de defensas del cuerpo, destruyéndolo o dañándolo, dejando al gato expuesto a muchas otras enfermedades oportunistas (infecciones secundarias) tanto cancerosas como no cancerosas. Este hecho hace que esta enfermedad tenga una sintomatología muy variada y que dificulte su diagnóstico clínico. Por otro lado, actualmente tenemos pruebas analíticas muy sensibles para determinar la presencia del virus en el organismo.

Cómo se transmite

Este virus tiene la particularidad de ser muy frágil fuera del gato, por lo que el contagio de esta enfermedad se realiza por un contacto muy estrecho y prolongado entre el gato enfermo y el sano. Por esta razón esta enfermedad es más común en aquellos lugares con una alta densidad de gatos como son las colonias de gatos, y será menor la incidencia en aquellos lugares donde los animales vivan más aislados.

El contagio de este virus normalmente se produce por mordeduras, acicalamiento de unos a otros, por compartir comedero y bebedero. Algunas veces por contacto con heces y orina contaminados, aunque la mayor concentración de virus se localiza en la saliva. Las hembras preñadas también pueden transmitir la enfermedad a los fetos o a los cachorros a través de la placenta o mediante la lactación, pero esto es menos frecuente, ya que la propia enfermedad suele producir abortos y/o reabsorciones fetales, no llegando a termino las gestaciones.

No todos los gatos que entran en contacto con el virus contraen la enfermedad. Algunos individuos son capaces de controlar la infección antes de que el virus llegue a diseminarse por el organismo y la médula ósea. Sólo en este caso el animal se convertirá en un portador de por vida.

Una vez el gato se ha infectado y el virus se ha diseminado por el organismo hasta llegar a la médula ósea, el animal puede desarrollar diferentes tipos de enfermedad ya sea recurrente y o crónica, produciéndose un progresivo empeoramiento de su estado físico. Los signos de esta enfermedad son muy diversos: letargia, fiebre, inapetencia y pérdida de peso progresiva. Estos son signos comunes a muchas otras enfermedades. También pueden presentarse signos respiratorios, intestinales o dermatológicos, anemias, leucopenias, incluso el desarrollo de tumores. Muchos gatos infectados, pueden padecer dos o más enfermedades oportunistas al mismo tiempo. El 15% de los gatos desarrollará linfomas, que es un cáncer de los linfocitos (un tipo de células sanguíneas) con tumores sólidos en diversos órganos.

No hay un tratamiento específico para esta enfermedad. A menudo se tratan las enfermedades oportunistas como son las infecciones bacterianas o las anemias. Un diagnóstico temprano y un cuidado de aquellos animales positivos a esta enfermedad pueden determinar que nuestro gato viva más tiempo, ya que prevendremos o trataremos las infecciones secundarias de manera más apropiada. Actualmente el uso de antirretrovirales es controvertido, no existiendo evidencia suficiente para determinar sus ventajas. Por otro lado actualmente también se comercializa interferón recombinante felino que según algunos estudios parece tener mejores resultados en el tratamiento de esta enfermedad, aunque no está del todo clara su eficacia.

La vacunación

Actualmente en el mercado existen diversas marcas de vacunas contra la leucemia felina vírica, cuya finalidad es la de prevenir que los animales expuestos al virus lleguen a presentar la infección de manera permanente.

Se recomienda usar esta vacuna en aquellos gatos que tienen acceso al exterior y que podrían entrar en contacto con otros gatos enfermos por el virus. El hecho de que la vacuna no sea totalmente efectiva debería alertarnos sobre la posibilidad de juntar un animal sano con otro u otros que sean positivos a la enfermedad .

El pronóstico de un animal positivo a la enfermedad no es bueno a largo plazo, pero eso no significa que gatos clínicamente sanos, aunque sean positivos a la enfermedad, deban ser sacrificados. Simplemente en estos animales estaremos más pendientes ante cualquier enfermedad oportunista y evitaremos al máximo posible que nuestra mascota FeLV positiva pueda estar en riesgo de contraer estas enfermedades, para lo cual una vez diagnosticada, se recomienda no permitir que nuestro gato salga al exterior, es decir, que se convertirá en una mascota de interior estricto, tanto para evitar que enferme de otras enfermedades durante el contacto con otros animales, así como también para evitar que nuestro gato contagie la leucemia vírica a otros gatos sanos.

Como normalmente el mayor contacto entre gatos se da durante la época de monta, se recomienda castrar a los animales para evitar este comportamiento.