domingo, 30 de mayo de 2010

Parvovirosis canina


GASTROENTERITIS HEMORRAGICA VIRICA POR PARVOVIRUS
La parvovirosis es una enfermedad que afecta más frecuentemente a los cachorros, causada por un virus y afectando únicamente a los perros, no existiendo riesgo para las personas y/o otras especies animales.
Es una enfermedad que puede llevar a la muerte del cachorro si no es tratado de manera adecuada. En ocasiones incluso aún siendo tratado de manera adecuada, esta enfermedad puede llegar a ser mortal. Por suerte, esta enfermedad se puede prevenir mediante vacunación y siguiendo las recomendaciones veterinarias hasta que el cachorro ha completado su programa de vacunaciones.
El inicio de esta enfermedad es común a todas las enfermedades de cachorros y consiste en decaimiento y falta de apetito. A esta etapa se llama prodrómo, y durante esta etapa es muy difícil el diagnóstico. Esta etapa suele durar entre 12-24 horas, para posteriormente aparecer los síntomas específicos de la enfermedad, que en el caso de las gastroenteritis hemorrágicas son fiebre, vómitos, diarreas con hilos de sangre, o francamente hemorrágicas o hemorrágicas con “aspecto achocolatado” y un olor característico.
El diagnóstico de esta enfermedad se realiza por pruebas de laboratorio en heces que detectan antígeno vírico.
Por otro lado, normalmente el veterinario sabrá cotejar los resultados de los test víricos con los exámenes de sangre, la sintomatología que presenta el cachorro y el tiempo transcurrido desde la vacunación para así poder determinar si nuestro cachorro presenta o no la enfermedad.
Esta enfermedad está caracterizada por desarrollar una gastroenteritis hemorrágica: diarreas con sangre y vómitos. Este virus atacará las células de la mucosa intestinal produciendo hemorragias en todo el tracto digestivo, permitiendo la pérdida de sangre y proteínas, y a su vez facilitando la infección de bacterias oportunistas presentes en el tracto digestivo. Uno de los grandes problemas es la deshidratación severa que produce la enfermedad, la cual no puede ser compensada por vía oral (debido a los vómitos), con lo que se requiere la hospitalización y la instauración de fluidoterapia agresiva. Mientras nuestro cachorro tenga vómitos no se puede empezar con dieta oral. Esto lleva a que rápidamente desciendan los niveles proteicos en sangre, los cuales a su vez son necesarios para fabricar las defensas (anticuerpos) que el organismo necesita para controlar la enfermedad. Esto hace que en muchas ocasiones sea necesaria la alimentación parcial enteral, es decir alimentación por vía endovenosa (a través del suero). Si nos fijamos el tratamiento consiste en sustituir todo lo que nuestro cachorro va perdiendo (por medio de las diarreas y vómitos) y prevenir infecciones bacterianas oportunistas (antibióticos), pero no tratamos directamente al virus, ya que no existe ningún tratamiento que sea capaz de eliminar el virus, de tal forma que deberá ser el propio organismo del animal que el empiece a fabricar anticuerpos que controlen la viremia y que sea este mismo el que poco a poco vaya reparando los daños celulares que causó el virus.
Normalmente con un tratamiento adecuado (hospitalización, fluidoterapia, ..) y monitorización adecuada, normalmente nuestra mascota empezará a recuperarse en el plazo de 1 semana más o menos. Vale decir que una vez recuperado de la enfermedad nunca más volverá a padecerla ya que se adquiere una inmunidad permanente.
La forma de contagio es feco-oral mediante la ingestión de alimentos o bebidas contaminadas por el virus. Animales enfermos o en vías de recuperación excretan en sus deposiciones un elevado número de partículas víricas que pueden contaminar alimentos o contaminar objetos como ropas, zapatos, … que al entrar en contacto con el cachorro pueden determinar su contagio.
Si bien es una enfermedad altamente contagiosa debemos recordar que este virus es fácilmente eliminado por la lejía, siendo éste el antiséptico de elección para la eliminación de partículas víricas.
Si bien esta enfermedad puede curarse con el tratamiento adecuado, también debemos ser conscientes que en algunas oportunidades, pese al tratamiento de soporte que recibe nuestro cachorro enfermo, puede llegar a morir. La mortalidad de esta enfermedad con tratamiento varía entorno al  40 % de los casos, por lo que es fundamental la prevención mediante una adecuada pauta de vacunación.