TUMORES MAMARIOS
FELINOS
Los tumores mamarios felinos
(TMF) son los terceros en incidencia en esta especie. La ovariohisterectomía
(esterilización) realizada a temprana edad disminuye el riesgo de estas
neoplasias en la edad adulta a más de la mitad. Suelen tener un crecimiento
rápido e invasivo, ya que la mayoría (80-96%) son malignos, por lo que el
tratamiento siempre ha de ser más agresivo que en el caso de la perra.
En gatas jóvenes es
frecuente la aparición de displasias, provocadas por un estímulo hormonal (progestágenos)
entre las que destaca el complejo hipertrofia fibroadenoma (CHF). Para
establecer el diagnóstico definitivo, es necesario el estudio histológico del
tumor, aunque la citología es diagnóstica en muchos casos. Antes de tratar los
tumores, hay que evaluar la extensión tumoral, y para ello hay que hacer un
examen clínico completo, una exploración de las 2 cadenas mamarias y los
ganglios axilares/inguinales (y citología si se sospecha que están afectados),
evaluación radiológica del tórax y, en ocasiones, evaluación ecográfica del
abdomen.
El tratamiento de elección
de los TMF es el quirúrgico. Se establece en función de la historia y el
estadio clínico (extensión de la enfermedad), la edad y el estado general del
animal (presencia de enfermedades concurrentes).
Tratamiento quirúrgico.
La escisión quirúrgica puede
ser curativa en muchos casos, mejora la calidad de vida y además permite el
estudio histopatológico del tumor. La cirugía de un TMF nunca debe posponerse
dada la elevada agresividad de los mismos. Únicamente en los estadios clínicos
local avanzado (tumores de gran tamaño y adherencia) y en el de metástasis a
distancia no se recomienda la escisión quirúrgica; aunque en el último caso, se
puede realizar una cirugía conservadora y paliativa si las metástasis son de
pequeño tamaño.
La edad es un factor a tener
en cuenta; ya que si aparecen nódulos mamarios que crecen rápidamente en una
gata menor de 3 años, lo más probable es que se trate de una displasia mamaria
(CHF). En estos casos, la retirada del producto hormonal (progestágeno), la castración
y el empleo de medicamentos anti-hormonales (ver tratamiento hormonal) suele
ser suficiente. Solamente en algunos casos en los que después de estas medidas
la displasia no se ha reducido completamente, puede ser necesario extirpar
quirúrgicamente la lesión mamaria.Por otro lado, en una gata adulta, en ningún
caso la edad debe impedir la escisión quirúrgica, siempre que el estado clínico
del animal sea estable y el riesgo anestésico moderado. La presencia de
enfermedades concurrentes graves sí puede posponer o rechazar una intervención
quirúrgica.
En general, la ovariectomía
en el momento de la cirugía de los TMF no evita el desarrollo de nuevas
neoplasias malignas, ni mejora el pronóstico de los tumores malignos, aunque es
recomendable para evitar la aparición de nuevas neoplasias mamarias benignas y otras
enfermedades.
Existen varias técnicas
quirúrgicas que se practican en función del número de tumores, de las
características clínicas de los mismos (tamaño, adherencia y ulceración), de la
afectación ganglionar y del estado clínico del animal. La escisión de los
tumores mamarios en la gata debe ser siempre agresiva. Así la nodulectomía (extirpación
del tumor pero no de la glándula) está contraindicada. Se puede hacer mastectomía simple si el
tumor es de pequeño tamaño (< 1
cm), dejando siempre un margen amplio de 3 cm alrededor. Si el tumor
mide 1 cm
o más, pero es menor de 2 cm,
se puede hacer mastectomía regional (1ª y 2ª mamas o 3ª y 4ª) o completa, aunque siempre es
recomendable la mastectomía completa, ya que se ha comprobado que la 2ª mama
puede drenar al ganglio inguinal, y que la 3ª puede hacerlo al axilar. Si el
tumor mide 2 cm
o más, especialmente si alcanza los 3 cm, el pronóstico es malo, y se recomienda
siempre una mastectomía completa
radical, y como es probable que el tumor esté invadiendo
la cadena mamaria contra-lateral, posteriormente se debe hacer mastectomía de
la cadena contralateral.
Los ganglios axilares deben
extirparse si están afectados (macroscópicamente o mediante citología) y
respetarse en caso contrario, los inguinales, se quitan siempre que se extirpe
la mama inguinal.
Quimioterapia.
La quimioterapia en TMF se puede emplear de varias
formas.
La forma adyuvante
posquirúrgica es cuando se realiza después de la cirugía en casos con un
pronóstico clínico e histológico malo para tratar la enfermedad
micrometastásica, o bien, cuando existen metástasis a distancia después de
haber extirpado los tumores primarios.
Los quimioterápicos que han
demostrado tener eficacia en los TMF son principalmente la doxorubricina, la
mitoxantrona, ciclofosfamida, vincristina, gemcitabina y carboplatino. El más frecuentemente
empleado y probablemente más eficaz es la doxorubricina. En su lugar, para evitar
la cardiotoxicidad de la doxorubricina, se puede emplear la mitoxantrona
(novantrone®). Se recomienda un total de 4 a 6 ciclos después de la cirugía. Estos dos
quimioterápicos se pueden administrar solos o en combinación con vincristina y
ciclofosfamida, aunque no se ha demostrado que la quimioterapia combinada sea
más eficaz que la simple.
Puesto que la mayoría de los
TMF son malignos y cuando se diagnostican están ya avanzados (con afectación
ganglionar regional), la administración posquirúrgica (después de la extirpación
de todos los tumores primarios y ganglios afectados) está indicada en muchos casos.
Sin embargo, no existe un
protocolo específico para este tipo de neoplasias, y hay controversia en
relación a su eficacia.
En un primer estudio en el
que se trataron gatas cáncer de mama de malignidad elevada con doxorubricina
después de la cirugía de los tumores, comprobaron que la supervivencia total de
la gatas tratadas con quimio era de 448 días y el tiempo libre de enfermedad de
255 días, supervivencias similares a las reportadas por otros estudios sin quimioterapia.
En un trabajo reciente en 73 gatas se ha demostrado que, cuando se realiza mastectomía
radical unilateral, la supervivencia de las gatas tratadas con doxorubricina es
mayor que las de las no tratadas con quimioterapia (1.998 días versus 414 días,
respectivamente). Sin embargo, si la cirugía no es radical, la diferencia entre
la supervivencia de las gatas tratadas y las no tratadas con quimioterapia no
es estadísticamente significativa. Hacen falta estudios clínicos sobre la
eficacia de quimioterapia metronómica (oral a dosis bajas) en gatas con tumores
mamarios.
Tratamiento hormonal y otras terapias.
El uso de medicamentos con
actividad antihormonal o anti-receptor hormonal (estrógenos y progesterona) no
se ha estudiado en profundidad en TMF malignos. Sin embargo, las displasias
mamarias felinas poseen un elevado número de receptores de estrógeno y
progesterona y, el CHF está ocasionado por un exceso de progesterona (por la
aparición del primer celo, la gestación, o por el uso de progestágenos tanto en
machos como en hembras). Se ha demostrado que la administración del bloqueante
del receptor de progesterona (aglepristona, alizine®) disminuye y puede llegar
a eliminar el CHF tras su administración durante 2 a 4 semanas. Además del
tratamiento con aglepristona, se recomienda la ovariohisterectomía y, sólo en
algunos casos en los que después del tratamiento con aglepristona la displasia
mamaria no ha desaparecido completamente, está indicada la mastectomía.
Por otro lado, no existen
muchas referencias clínicas sobre la eficacia y toxicidad de medicamentos
anti-ciclooxigenasas (Cox-2) en gatas con tumores mamarios felinos, aunque sí
se ha demostrado que la
inmunoexpresión de esta ciclooxigenasa es mayor en tumores malignos que en
benignos, por lo que su uso podría estar indicado como paliativo y, potencialmente
antitumoral.
En un estudio retrospectivo
en el que se trataron gatas con tumores mamarios de elevado grado de malignidad
con doxorrubricina y meloxicam, no se encontraron diferencias significativas en
cuanto a la supervivencia de las gatas tratadas, pero hacen falta más estudios
para conocer la eficacia de estos medicamentos.
La combinación de un
diagnóstico precoz, de cirugía agresiva y de quimioterapia postquirúrgica son
las herramientas que aumentan la supervivencia en gatas con TMF malignos.
Dolores Perez Alenza
Universidad Complutense de
Madrid
Proceedings of the
Southern European Veterinary Conference - SEVC -
Sep. 29-Oct. 2, 2011, Barcelona, Spain
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