lunes, 30 de noviembre de 2009

Diabetes en el gato


La diabetes es un problema común en el gato y actualmente el primer trastorno hormonal que afecta a estos animales. Su frecuencia aumenta debido a que cada vez hay más gatos obesos. Alrededor del 90% de los gatos sufren Diabetes Mellitus tipo II (diabetes no insulinodependiente), una combinación de pobre secreción de insulina y resistencia periférica a la acción de ésta. Suele presentarse en gatos mayores de 8 años( 10-13 años). Afecta más a gatos obesos y por lo tanto a castrados. Se trata de un desorden caracterizado por la presencia de una hiperglucemia (exceso de azucar en sangre) persistente.

Se presenta por una alteración en el metabolismo de la glucosa por una disminución en la secreción de insulina por parte de las células beta del páncreas, combinada con una reducción en la acción de la insulina (resistencia a la insulina


Las causas que originan resistencia a la acción periférica de la insulina son:

- Inactividad (gatos de interior)
- Genotipo (gatos con menor sensibilidad a la insulina. En ellos
aumentos leves de peso pueden inducir una Diabetes).
- Obesidad
- Infecciones: orina, dental…
- Tratamientos concomitantes con corticoides o progestágenos.
- Toxicidad de la glucosa: La hiperglicemia crónica causa resistencia periférica a la acción de la insulina y suprime la secreción de insulina en las células beta. Ocurre entre 3-7 días tras hiperglucemia persistente y su gravedad depende de los niveles que alcance la glucosa en sangre. Inicialmente la supresión de la función de las células beta es reversible, pero si una marcada hiperglicemia persiste, la funcionalidad se pierde definitivamente.
La actividad de las células beta se recupera tras 1-2 semanas de mantener una glucemia correcta inyectando insulina glargina. De ahí que los gatos diagnosticados y tratados con glargina puedan remitir en 4 semanas tras el tratamiento.

Los signos clínicos incluyen aumento en el apetito (polifagia), aumento en el consumo de agua (polidipsia), aumento en el volumen de orina (poliuria) y pérdida de peso, aunque no necesariamente  todos estos síntomas deben presentarse. Otros signos clínicos adicionales comprenden letargia, falta de acicalado del pelaje que comporta el desarrollo de un pelo seco y desgreñado. También puede aparecer debilidad del tercio posterior o postura plantígrada (los tarsos contactan con el suelo cuando el gato camina). Estas alteraciones de la marcha están relacionadas con una complicación frecuente en el gato diabético que se denomina polineuropatia diabética. También se puede origina un trastorno del hígado denominado lipidosis hepática que ocasionará aumento del tamaño del hígado. Otra complicación muy grave y que puede poner en peligro la vida del gato es la cetoacidosis diabética.


Diagnostico:


- Por sintomatología clínica
- Por Glucemia elevada: Una analítica de sangre en la clínica puede encontrar elevaciones puntuales de glucosa en sangre de hasta 360 mgr/dl ocasionados por el estrés. Además este pico de hiperglucemia ocasiona también glucosuria.
 ¿Cómo se confirma entonces una diabetes?

- Solicitar muestra de orina en casa transcurridos unos 4 días y comprobar si la glucosuria persiste. La presencia de glucosa en orina (glucosuria) ocurre cuando la concentración de glucosa en sangre excede el umbral renal para la glucosa(288 mg/dl). La glucosuria en ausencia de hiperglucemia es raro, pero puede ocurrir debido a daños en el túbulo renal, que no tienen por qué asociarse necesariamente con un fallo renal crónico. Lo cierto es que la glucosuria no se suele dar en caso de hiperglucemia por stress.

Si es así:

- Realizar una determinación de Fructosamina en sangre y si es mayor de 400 micromol/L y hay sintomatología en casa, podemos diagnosticarla.

- Medir consumo diario de agua en casa y ver si supera los valores normales:

Valor normal comiendo dieta húmeda: menor o igual a 10 ml/kg/día
Valor normal comiendo dieta seca: menor o igual a 60 ml/kg/día
Valor normal de media: 20 ml/kg/día


Tratamiento:

Debe instaurarse de forma inmediata y correcta tras el diagnóstico para intentar conseguir remisión.

1. Dieta:
Las dietas específicamente formuladas para gatos diabéticos se basan en un aporte protéico aumentado y en un contenido en hidratos de carbono reducido que disminuyen la hiperglicemia postpandrial. Son de utilidad tanto en gatos con sobrepeso como delgados.
Hay que aosis diaria en función del peso para llegar a peso óptimo y reducirla obesidad.
Aumentan la probabilidad de remisión de la diabetes hasta en un 50% con respecto a las dietas ricas en fibra.
Importante: si se comienzan a dar a un gato ya tratado con insulina, ésta puede necesitar una reducción de un 25-50% de dosis.
Método de administración de comida: ad limitum (a libre disposición).


2. Insulina:
Muchos tipos de insulina se han utilizado en medicina felina. El objetivo de su
uso es reducir la hiperglicemia sin causar hipoglucemia y gracias a la utilización
de insulina glargina, también la remisión.

a)      Glargina (Lantus®):

Es de primera elección al tener un mínimo riesgo de hipoglucemias y conseguir una remisión de diabetes en un mayor número de gatos.
Es un análogo sintético de insulina humana de liberación prolongada.
Composición vial: 1 ml: 100 UI o plumas precargadas
Jeringas que se deben utilizar: U-100 de 0.3 ml o 0.5 ml
Plumas precargadas: inconveniente es que requiere inyección durante 10 segundos para liberar toda la carga.
NO SE PUEDE DILUIR. Conservación en nevera. Agitar suavemente. El vial abierto tiene una duración de 6 meses.

b)      Caninsulín®: Insulina porcina:

Composición: 1 ml: 40 UI.
Jeringas: U-40.
Se puede diluir. Conservación en nevera. Hay que agitarla suavemente.

Protocolo de utilización de Insulina Glargina:

Dosis inicial:
0.25 UI/kg cada 12 horas en gatos con glucemias < de 360 mgr/dl
0.5 UI/kg cada 12 horas en gatos con glucemias > de 360 mgr/dl
No modificar dosis hasta transcurrida una semana.

Monitorización de respuesta:
Puede controlarse la respuesta con insulina glargina mediante:
- evolución de la sintomatología clínica
- consumo de agua en 24h
- Presencia de glucosuria
- Niveles de fructosamina
- Curvas de glucosa (sólo en determinadas ocasiones)

1.- Control de la sintomatología:

Debe ser observada por el dueño y valorarla semanalmente.

a. Actividad diaria y costumbres:
i. si es capaz de saltar y antes no lo hacía hay mejoría.
ii. Si no es capaz de saltar y antes sí: neuropatía diabética,
hipokalemia, obesidad, hipoglucemia, artrosis. Valorar
cómo era antes.

b. Apetito y peso diario: apuntar qué come y si tiene apetito
i. Mucho apetito y pérdida de peso: mal control o
hipertiroidismo
ii. Poco apetito en un gato de buen peso o engordando,
mejora del control y le están dando mucho de comer.
iii. Pobre apetito y pérdida de peso: cetoacidosis, otra
enfermedad

2. Control de la Glucosuria (tiras de orina en casa):

Se deben hacer mediciones de glucosuria semanales buscando remisión.
Si no pueden recoger orina, pueden filtrar arena mojada y valorar si hay
glucosuria con el filtrado o utilizar arena no absorbente.
Una glucosuria negativa indica que puede comenzar a remitir el cuadro.

También es útil la utilización de tiras de orina en casa para valorar la aparición
de cuerpos cetónicos en orina en gatos que se encuentran enfermos.

3. Consumo de agua en 24 horas (se correlaciona con glucemia).

Gatos no diabéticos y diabéticos bien controlados deben tener el mismo
consumo de agua. El problema puede surgir en casas con varios gatos. Se le
puede e intentar medir el consumo de agua en un periodo de tiempo menor o
bien medir el agua y dividirla entre los gatos de la casa.

4. Glucemia en la clínica. No representa la glucemia en casa debido a:

- Hiperglucemia de estrés: por aumento de lactato y se produce en
cuanto le sujetamos. Cuanto menos le sujetemos, más fiable.
- Glucosa más baja: debido a que no comen.

5. Fructosamina:

En un gato diabético tratado debe situarse entre 300-400 mmol/L.
Si aparece un valor > 500 indica un pobre control pero no sabemos si tenemos que bajar o subir dosis ya que puede deberse a que se inyecte una dosis
insuficiente o bien se inyecte una dosis elevada y exista un SOMOGY (para
evitar efectos de la hipoglucemia el organismo genera gluconeogénesis
hepática y reduce la sensibilidad periférica de los tejidos a la acción de la
insulina. El resultado es un rápido aumento de la glucosa en sangre durante
varios días que es muy difícil de diferenciar de hiperglicemia asociada a dosis
insuficiente, lo que origina aumentos consecutivos de dosis por parte del clínico
y empeoramiento del control).

6. Curvas de glucosa:

Se deben hacer para modificar dosis y evitar riesgo de hipoglucemia, en gatos
pobremente controlados o en gatos que necesiten más de 2UI/kg/12 horas para
conseguir glucemias de 300 mgr/dl.

Se debe intentar que se hagan en casa ya que se reduce el estrés en gatos.
Hay variaciones importantes de un día a otro debido a cambios en consumo de
comida y estrés, al igual que ocurre en medicina humana. Se deberían hacer
curvas seriadas.

Método: aplicar algodón caliente en oreja del gato durante un minuto más o
menos. Aplicar crema anestésica en el borde interno de la oreja. Pinchar.
Coger la gota con un glucómetro. Realizar mediciones cada 2 horas durante
12 horas. Si en la curva en una determinación baja por debajo de 150 mgr/dl,
hacer otra curva cada hora para detectar hipoglucemias.

Complicaciones: la glucemia no baja:

Puede deberse a una o varias de las siguientes causas.
- insulina caducada o inactivada
- Mala técnica de inyección
- Dosis baja
- Resistencia a la insulina: ocurre cuando se requiere más de 2 UI/kg cada 12 horas para mantener glucemia por debajo de 300.

Entonces habrá que buscar y controlar la presencia de otros procesos tales como:

a. Infección de orina
b. Infección en boca
c. Insuficiencia renal
d. Obesidad
e. Problemas hepáticos
f. Acromegalia
g. Hipertiroidismo


miércoles, 25 de noviembre de 2009

Síndrome del gato paracaidista

El accidente más frecuente que sufren los gatos domésticos, es la caída desde grandes alturas, lo cual ha dado origen al llamado “síndrome del gato paracaidista” o “síndrome del gato volador”, nombre con el que los veterinarios han bautizado a esta patología frecuente en los gatos.

Los felinos con síndrome del gato paracaidista, son aquellos que acuden al veterinario de urgencia por caídas desde diversas alturas, especialmente de más de 7 metros (una altura equivalente a 2 pisos). Estas caídas frecuentes se deben a que los gatos son cazadores temerarios y por instinto les gusta pasearse por terrazas y ventanas abiertas, y a pesar de que son equilibristas muy ágiles, alguna distracción o un error de cálculo, pueden hacerlos terminar en el suelo.

Las principales lesiones producto de estas caídas, afectan principalmente a la cabeza, la región posterior, el abdomen y el tórax. Sin embargo, existe un alto índice de supervivencia a estas caídas libres, debido a que los felinos adoptan instintivamente la mejor postura para amortiguar el golpe, de allí su fama de tener siete vidas.

Los descuidos de los propietarios, la curiosidad que caracteriza a la especie felina, la falta de experiencia de los gatos jóvenes y el comienzo de la pubertad (actividad sexual), son las principales causas que provocan que el gato se precipite al vacío.

Los gatos más jóvenes (menores de 2 años) o los que no han sido esterilizados, son los que tienen mayor riesgo de sufrir el síndrome del gato paracaidista, cuya prevalencia es la misma en machos como en hembras.

Contrario a lo que la lógica nos dice, existe mayor probabilidad que un gato sufra lesiones más serias, si cae de una altura baja, que de un piso más alto. Esto se debe a que el sentido de equilibrio del gato le permite darse la vuelta durante la caída y amortiguar el golpe.

Sucede que poco antes de llegar al suelo, el gato se estira para aumentar al máximo su superficie y con ello el rozamiento con el aire, ocurriendo el movimiento en dos fases y cayendo en forma similar a un paracaídas, de allí el nombre del síndrome.

Si tu gato llegara a caerse, debes llevarlo inmediatamente al veterinario, pues aunque por fuera no le veas ninguna lesión, podría tener lesiones internas.

¿Cómo prevenir que tu gato experimente el síndrome del paracaidista?


Si a tu gato le gusta estar en las orillas de la ventanas o de la terraza, lo mejor será tomar precauciones, para evitar que uno de estos días experimente “su primer caída libre”.

Hay varias cosas que puedes hacer para evitar que tu mascota experimente “el síndrome del paracaidista”. Por ejemplo, puedes enriquecer su ambiente con juegos interactivos, sistemas de búsqueda de comida, estanterías y otros elementos donde puedan desarrollar su conducta de caza. La introducción de otro gatito con el que pueda jugar y entretenerse también podría ayudar. Consulta a un experto en conducta felina que te explique cómo hacerlo.

Mantén a tu gato alejado de zonas de riesgo, como ventanas y balcones. Si no es así, puedes colocar mosquiteras, rejillas o cerramientos de forma que dejes a tu mascota satisfacer su conducta de acecho, pero sin caídas que pueden llegar a causarle la muerte.

Piómetra



La piómetra es una enfermedad infecciosa producida por bacterias y que se caracteriza por la presencia de infección dentro del útero o matriz.

Aquí hablaremos de la piómetra que afecta a perras y gatas.

Afecta a perras y gatas de mediana o avanzada edad, aunque con menor frecuencia puede afectar animales más jóvenes.

Generalmente aparece unas semanas después de haber transcurrido la época del celo.

Las causas son variadas pero están relacionadas con disturbios hormonales y la edad.

El animal cuando padece esta enfermedad está decaído, puede tener secreciones vaginales purulentas o hemorrágicas, puede beer más agua de lo habitual, puede orinar más de lo habitual, puede tener el abdomen distendido, puede aparecer dolor articular, apetito disminuido, decaimiento, ...

El tratamiento más eficaz y definitivo consiste en la ovariohisterectomía, es decir, la extirpación del útero y los ovarios.

Actualmente existen otros tratamientos con unos productos denominados prostaglandinas que han tenido resultados alentadores en algunos casos, evitando así la cirugía, aunque tienen algunos efectos colaterales no graves tales como salivación y temblores.

Este tipo de tratamientos no son definitivos, con lo que nuestra mascota, aunque va a mejorar, seguramente no se va a curar y en casos de infecciones graves no se alcanza a expulsar la totalidad del pus del útero y hay una recurrencia del problema en un lapso de tiempo variable. En este caso no queda otra alternativa que recurrir a la cirugía.

El tratamiento con prostaglandinas está indicado cuando se quiere quiere conservar el estado reproductivo del animal o bien cuando el estado sanitario no es el adecuado para resistir una operación.


Intoducción:

Las perras y gatas durante el período del celo presentan un incremento de los niveles de progesterona.

La progesterona produce:

- Un incremento en el número y la actividad de las glándulas endometriales.
- Una disminución de las contracciones del miometrio (musculatura del útero) y, por tanto, facilita la retención de las secreciones en el interior del útero.
- Alteración de la inmunidad propia del útero.

Durante el celo, las bacterias (la más frecuente es Escherichia coli) que se encuentran en la vagina pueden ascender hasta el útero donde encuentran un ambiente muy favorable para su multiplicación.

La utilización de algunas hormonas (estrógenos y progestágenos) para la prevención de las gestaciones no deseadas, predispone a la aparición de la piómetra.

Las perras adultas o viejas tienen celos irregulares que predisponen a estos problemas.

Signos Clínicos:

Los síntomas aparecen a las 3-8 semanas después del celo. Son muy variables, pero los más frecuentes son: apatía, anorexia (dejar de comer), fiebre (en un 20% de los casos), vómitos, polidipsia (beber mucho), poliuria (orinar mucho) y deshidratación.
A veces, cuando la piómetra es "abierta" (cuello uterino abierto) se observa una descarga de secreción purulenta por la vagina.

Algunas perras y gatas llegan en estado de shock debido a las complicaciones graves secundarias a la piómetra tales como septicemia (bacterias en la sangre), endotoxemia (toxinas en la sangre), peritonitis o insuficiencia renal. Complicaciones que pueden tener un desenlace fatal si no se corrigen a tiempo.

Recomendación:

Recurrir lo antes posible al veterinario para que trate esta urgencia de forma inmediata. El tiempo transcurido desde la instauración de los síntomas y la actuación veterinaria es muy importante para la supervivencia de tu mascota.

Diagnóstico:

La mayoría de las veces con la historia clínica y una buena exploración ya es posible emitir un diagnóstico.

Otras veces, son necesarias otras pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico: análisis de sangre (para valorar el número de glóbulos blancos y la funcionalidad renal), radiografías del abdomen o ecografías del aparato genital.

Tratamiento:

a) Recuperar o evitar la presencia del shock en la perra. En esta fase la infusión masiva de fluidos en la circulación sanguínea es fundamental. También hay que controlar la funcionalidad renal e iniciar un tratamiento con antibióticos de amplio espectro.

b) Una vez que la perra está estabilizada hay que entrar al quirófano para realizar una ovariohisterectomía (extirpar los ovarios y el útero).

c) En las perras que estén estables y que presenten una piómetra "abierta", se puede aplicar un tratamiento médico con antibióticos y prostaglandinas (hormonas que aumentan las contracciones uterinas). Con este tratamiento se intentaría mantener la capacidad reproductora de la perra, sin embargo, debido a la gravedad de la enfermedad y a la particular anatomía del útero de las perras, los resultados son menos satisfactorios.

Pronóstico:

Si se opera de forma rápida las posibilidades de éxito son muy altas, sin embargo, si existen algunas de las complicaciones antes mencionadas las perras pueden morir durante la cirugía o días después de ésta.

Si no se trata adecuadamente el desenlace será fatal debido a la gravedad de esta infección.

El tratamiento quirúrgico consigue una curación definitiva.

La utilización de un tratamiento médico ha de ser valorado cautamente por el veterinario y el propietario.

Prevención:

No utilizar medicaciones para control de celos (inhibición o aplazamiento).
Esterilizar a las perras y gatas no destinadas a la reproducción.
Hacer controles post parto con su veterinario.


Vacunaciones en Gatos

Las vacunas son administradas para establecer medidas preventivas en cachorros y animales adultos frente a determinadas enfermedades infecciosas.

Las vacunas estimulan el sistema defensivo o inmunitario frente a una invasión por un microorganismo (virus o bacteria) causante de una enfermedad concreta. Cuando la vacuna es introducida por inyección u otro medio, el sistema inmunitario actúa aumentando la respuesta protectora. Si el gato se expone posteriormente al microorganismo, el sistema inmunitario está preparado y previene la infección o reduce la gravedad de la enfermedad.

¿A qué edad debe vacunarse un gato?


Los animales, como las personas, son más sensibles a los virus y bacterias durante los primeros meses de vida. Los gatos recién nacidos generalmente reciben protección por medio de los anticuerpos de la primera leche o calostro de la madre que es ingerido durante las horas iniciales después del nacimiento. Por ello, la madre debe ser vacunada antes de la fecha prevista del parto para asegurar que los animales lactantes reciben una protección adecuada (fotografía 1).
Para mantener y reforzar la resistencia a enfermedades después de que los anticuerpos del calostro han disminuido, una serie de vacunas deben ser administradas a gatos jóvenes desde aproximadamente las 8-10 semanas a los 6 meses de edad, a intervalos de 2-6 semanas para una protección completa (fotografía 2).


¿Necesita un gato adulto ser vacunado cada año?


Depende del tipo de vacuna y de la enfermedad a la que va destinada. Normalmente se aconseja la vacunación anual.

¿Necesita un gato todas las vacunas disponibles en el mercado?


No. La elección de que vacunas deberá recibir su mascota dependerá de diversos factores como son:
- El riesgo de un gato de haberse expuesto o exponerse a los microorganismos causantes de las enfermedades.
- La edad y estado sanitario de su animal de compañía.
- La desparasitación previa a la vacunación del gato.
- Situaciones estresantes como viajes largos en coches, contacto con animales enfermos, cambios de dieta alimenticia o de hábitos.
- La capacidad protectora de la vacuna.
- Las reacciones postvacunales que su mascota pudo haber padecido, en cuanto a frecuencia y gravedad.

¿Qué vacunas son adecuadas para un gato?
Su veterinario le aconsejará a decidir qué vacunas son las más adecuadas para su perro o gato y en qué circunstancia aplicarlas.
Como orientación, indicar las siguientes: panleucopenia felina, rinotraqueítis felina, calicivirosis felina, clamidiosis, leucemia felina, peritonitis infecciosa felina y rabia.

¿Son peligrosas las vacunas en gatos
Las vacunas son generalmente seguras y rara vez provocan efectos o reacciones secundarias como consecuencia de su aplicación. Desafortunadamente, la vacuna perfecta, libre de cualquier riesgo no existe; no obstante, los riesgos asociados con la vacunación son muchísimo más pequeños que los riesgos relacionados a la no administración de vacunas.

¿Qué reacciones secundarias a la vacunación pueden padecer su gato? y ¿Cómo deberá actuar
Las reacciones o efectos postvacunales se pueden dividir en dos grupos:

REACCIONES LEVES


Pueden observarse dentro de las primeras horas o días después de la vacunación, duran pocos días y son de pronóstico favorable, desapareciendo por sí mismas, sin ningún tratamiento. Las más frecuentes son: molestias o inflamación en el lugar de aplicación de la vacuna, fiebre ligera o media, apetito y actividad disminuidos, estornudos durante 4 a 7 días después de la administración de vacunas por vía intranasal.

REACCIONES GRAVES


Ocurren muy raramente y su pronóstico es de reservado a grave. Pueden ser una reacción alérgica local o generalizada desde unos minutos a pocas horas después de la vacunación y, en el caso de los gatos aparición de un tumor llamado sarcoma en el punto de aplicación de la vacuna después de varias semanas y que va aumentando de tamaño durante semanas o meses.

Si piensa que su gato está padeciendo alguna de estas reacciones, especialmente del segundo grupo, contacte o visite urgentemente al veterinario, ya que es la persona más cualificada para aconsejarle si su mascota presenta alguno de estos efectos secundarios y aplicar el tratamiento adecuado

¿Qué calendario de vacunaciones deberá seguir un gato?


Estos calendarios únicamente son una orientación, ya que su veterinario será quien le aconseje sobre la pauta de vacunación específica a establecer a su mascota, ya que es la persona que mejor conoce las circunstancias especiales en las que vive su gato y los factores que influirán en la vacunación, además de realizar una exploración completa de su mascota.

Pautas de vacunación en gatos

PANLEUCOPENIA:
- Primera vacunación: 8-10 semanas de edad.
- Segunda vacunación: 12-16 semanas de edad.
- Revacunación: anual.

RINOTRAQUITIS:
- Primera vacunación: 8-10 semanas de edad.
- Segunda vacunación: 12-16 semanas de edad.
- Revacunación: anual.


CALICIVIROSIS:
- Primera vacunación: 8-10 semanas de edad.
- Segunda vacunación: 12-16 semanas de edad.
- Revacunación: anual.

CLAMIDIOSIS:
- Primera vacunación: 8-10 semanas de edad.
- Segunda vacunación: 12-16 semanas de edad.
- Revacunación: anual.

RABIA:
- Primera vacunación: 3-6 meses de edad.
- Revacunación: anual.

LEUCEMIA:
- Primera vacunación: 9-10 semanas de edad.
- Segunda vacunación: 11-12 semanas de edad.
- Revacunación: anual.

PERITONITIS INFECCIOSA:

- Primera vacunación: 16-17 semanas de edad.

- Segunda vacunación: 19-20 semanas de edad.
- Revacunación: anual.

Picaje en Psitácidas

Se trata de un problema muy frecuente en aves de jaula, especialmente en psitácidas superiores (guacamayos, loros, cacatúas, ...).

Causas

Causas multifactoriales orgánicas y comportamentales. Las causas más frecuentemente asociadas son:

1.- Aburrimiento - frustración por excesivo tiempo libre diario o por falta de estímulos en el medio donde vive el ave.

2.- Malnutrición primaria y mal mantenimiento (ausencia de baño y suciedad, ...).

3.- Malnutrición secundaria a parásitos gastrointestinales (giardias, ...).

4.- Problema hormonal.

5.- Infección bacteriana o fúngica de los folículos plumosos.

6.- Parasitosis externa (poco frecuente).

Aspectos clínicos

Los cuadros clínicos observados pueden incluir:

1.- Afección del plumaje por manipulación de las plumas, hecho que resulta en plumas rotas parcialmente, dobladas y en mal estado.

2.- Arrancado de plumas en regiones anatómicas accesibles por el propio pájaro (pecho, borde anterior de las alas, patas, ...).

3.- Amputación y rotura de uñas y dedos.

4.- Producción de heridas que, por el dolor que provocan en el animal, estimulan su manipulación agravando el problema. Estas heridas suelen observarse en obispillo y extremidades.

Podemos observar un solo problema o la combinación de varios problemas.

Aparte de estas presentaciones, el cuadro puede verse complicado por infecciones secundarias de las heridas realizadas, hipotermias por mal aislamiento del cuerpo y automutilación grave debido al círculo vicioso creado por el dolor de las heridas.

Diagnóstico

Es importante constatar que nos encontramos ante un problema de picaje donde le ave se produce un daño a sí misma, y que no se trata de un problema orgánico que produce la caída o el no crecimiento de las plumas. Así mismo, tenemos que descartar problemas de agresividad inter o intraespecífica como causa primaria del desplumado, lesiones en dedos y heridas. Los problemas derivados de un mal manejo o de malnutrición van acompañados siempre de una mala calidad de las plumas (son frágiles, descoloridas, ...). Debemos descartar cualquier causa infecciosa mediante raspados y biopsias de piel y folículos, así como causas hormonales mediante determinaciones específicas. La observación prolongada del ave es el único método diagnóstico para asegurar un problema de picaje una vez descartadas las otras causas.

Tratamiento

El tratamiento de cualquier problema de automutilación es lento y complicado, siendo facilitado por una buena aproximación a la causa principal. El éxito en el tratamiento está directamente relacionado con el nivel de colaboración del propietario.

Aparte del tratamiento del agente primario (parásitos, hongos o bacterias) en caso de que lo hubiera, debemos realizar:

1.- Tratamiento básico:

Establecer una dieta sana, variada y equilibrada (en carbohidratos, proteína y minerales), estableciendo periodos fijos de acceso al alimento y utilizando técnicas de enriquecimiento comportamental para incrementar los períodos de búsqueda y manipulación de la comida (colocada en recipientes de difícil acceso, dentro de cajas de cartón que deban ser rotas antes de acceder a él, ...).

2.- Tratamiento de manejo:

- Facilitar el baño o ducha diario.
- Acceso a luz solar natural y no filtrada por ventanas o cristales.
- En aves mantenidas en el interior, establecer un fotoperíodo lo más parecido posible al normal: de 8 a 12 horas de luz al día como máximo.
- Cambiar la localización de la jaula, colocándola en lugares de paso o de concentración de gente para mantener entretenida al ave.
- Facilitar una jaula mayor donde sea posible la realización de más ejercicio.
- Ofrecer la posibilidad de períodos de semi-libertad vigilada.
- Añadir un nido o estructura similar a la jaula, como área donde el ave pueda esconderse o aislarse.
- Fomentar e incrementar la relación propietario-ave.
- Realizar cambios frecuentes en el mobiliario de la jaula para motivar el interés a la "investigación" por parte del ave.
- Variar e introducir nuevos juguetes una vea el ave se haya cansado de ellos (campanas, espejos, cascabeles, ...).
- Facilitar elementos hacia los cuales redireccionar el afán por picar (ramas con corteza y hojas, tocones de árboles, ...).
- Facilitar un compañero de jaula (hay riesgo que por imitación sufra el mismo problema).
-
3.- Tratamiento contra el picaje:

- En casos reincidentes o graves es de utilidad el uso del collar isabelino para prevenir el picaje de las plumas de crecimiento. Es conveniente que el collar sea realizado en un material transparente para no interferir en la visualización del entorno del ave. Puede tener forma de embudo (hacia fuera o invertido) o de cono (evitando la movilidad total del cuello). Debe mantenerse largo tiempo colocado (hasta el recrecimiento de las plumas). Una vez el pájaro habituado, no representa un problema para que realice su actividad normal.
- No reforzar el picaje prestando atención al ave (riñiéndola, gritando,...) mientras lo realiza.
- "Castigar" al ave tapando la jaula con un paño o poniendo la jaula en una habitación a oscuras (de 3 a más de 15 minutos). También puede utilizarse una pistola de agua para castigar y distraer la atención del ave. Cualquier tipo de "castigo" debe realizarse solo en el momento en el que el ave esté realizando la conducta no deseada.

4.- Tratamiento de estimulación del crecimiento de las plumas:

- Administración de complejos de aminoácidos y vitaminas:
- Aceite de hígado de bacalao (0,5 cc/kg. un día a la semana) aporta vitaminas A y D3.
- Vitobel PR-5R: complemento nutritivo contra el picaje de las plumas. Aporta piridoxina, aneurina, colina y pantotenato de calcio. En el agua de bebida: 4 gotas/15 ml de agua, 30 días.
- Tabernil TotalR
- Dietilestilbestrol
- Acetato de megestrol
- Medroxiprogesterona
- Levotiroxina

Si bien estos últimos pueden tener importantes efectos secundarios, por lo que no se recomiendan.

5.- Tratamiento médico del picaje:

Debe realizarse como última alternativa en casos reincidentes en los cuales el resto de tratamientos no haya funcionado.

Se basa en la utilización de tranquilizantes y sedantes para disminuir los niveles de reactividad.


- Diazepam
- Phenobarbitona
- Haloperidol
- Clomipramina

Vacunaciones en perros


Las vacunas son administradas para establecer medidas preventivas en cachorros y animales adultos frente a determinadas enfermedades infecciosas.
Las vacunas estimulan el sistema defensivo o inmunitario frente a una invasión por un microorganismo (virus o bacteria) causante de una enfermedad concreta. Cuando la vacuna es introducida por inyección u otro medio, el sistema inmunitario actúa aumentando la respuesta protectora. Si el perro se expone posteriormente al microorganismo, el sistema inmunitario está preparado y previene la infección o reduce la gravedad de la enfermedad.

¿A qué edad debe vacunarse un perro?
Los animales, como las personas, son más sensibles a los virus y bacterias durante los primeros meses de vida (fotografía 1). Los perros recién nacidos generalmente reciben protección por medio de los anticuerpos de la primer leche o calostro de la madre que es ingerido durante las horas iniciales después del nacimiento. Por ello, la madre debe ser vacunada antes de la fecha prevista del parto para asegurar que los animales lactantes reciben una protección adecuada.
Para mantener y reforzar la resistencia a enfermedades después de que los anticuerpos del calostro han disminuido, una serie de vacunas deben ser administradas a perros jóvenes desde aproximadamente las 6-8 semanas a los 6 meses de edad (fotografía 2), a intervalos de 2 a 4 semanas para una protección completa (fotografía 3).

¿Necesita un perro adulto ser vacunado cada año?
Depende del tipo de vacuna y de la enfermedad a la que va a proteger. En la mayoría de las veces se aconseja la vacunación anual si la salud de la mascota lo permite.

¿Necesita un perro todas las vacunas disponibles en el mercado?
No. La elección de que vacunas deberá recibir su mascota dependerá de diversos factores como son:
- El riesgo de su perro de haberse expuesto o exponerse a los microorganismos causantes de las enfermedades.
- La edad y estado sanitario de su animal de compañía.
- La desparasitación previa a la vacunación de su perro .
- Situaciones estresantes como viajes largos en coches, contacto con animales enfermos, cambios de dieta alimenticia o de hábitos .
- La capacidad protectora de la vacuna.
- Las reacciones postvacunales que su mascota pudo haber padecido, en cuanto a frecuencia y gravedad.

¿Qué vacunas son adecuadas para un perro?
Su veterinario le aconsejará qué vacunas son las más adecuadas para su perro y en qué circunstancia aplicarlas.
Como orientación: moquillo canino, hepatitis infecciosa canina, parvovirus canino, tos de las perreras(parainfluenza y bordetella), leptospirosis canina y rabia.

¿Son peligrosas las vacunas en los perros?
Las vacunas son generalmente seguras y rara vez provocan efectos o reacciones secundarias como consecuencia de su aplicación. Desafortunadamente, la vacuna perfecta, libre de cualquier riesgo no existe; no obstante, los riesgos asociados con la vacunación son muchísimo más pequeños que los riesgos relacionados a la no administración de vacunas.



¿Qué reacciones secundarias a la vacunación pueden padecer un perro? y ¿Cómo actuar?
Las reacciones o efectos postvacunales se pueden dividir en dos grupos:

REACCIONES MEDIAS
Pueden observarse dentro de las primeras horas o días después de la vacunación, duran pocos días y son de pronóstico favorable, desapareciendo por sí mismas, sin ningún tratamiento. Las más frecuentes son: molestias o inflamación en el lugar de aplicación de la vacuna, fiebre ligera o media, apetito y actividad disminuidos.

REACCIONES GRAVES
Ocurren muy raramente y su pronóstico es de reservado a grave. Pueden ser una reacción alérgica local o generalizada desde unos minutos a pocas horas después de la vacunación.

Si piensa que su perro está padeciendo alguna de estas reacciones, especialmente del segundo grupo, contacte o visite urgentemente al veterinario, ya que es la persona más cualificada para aconsejarle si su mascota presenta alguno de estos efectos secundarios y aplicar el tratamiento adecuado.

¿Qué calendario de vacunaciones deberá seguirse?
Este calendario únicamente son una orientación, ya que su veterinario será quien le aconseje sobre la pauta de vacunación específica a establecer a su mascota, ya que es la persona que mejor conoce las circunstancias especiales en las que vive su perro y los factores que influirán en la vacunación, además de realizar una exploración completa de su mascota.


Pautas de vacunación en perros

MOQUILLO:
- Primera vacunación: 6-8 semanas de edad.
- Segunda vacunación: 10-12 semanas de edad.
- Revacunación: anual.

HEPATITIS INFECCIOSA:
- Primera vacunación: 6-8 semanas de edad.
- Segunda vacunación: 10-12 semanas de edad.
- Revacunación: anual.

PARVOVIRUS:
- Primera vacunación: 6-8 semanas de edad.
- Segunda vacunación: 9-10 semanas de edad.

- Tercera vacunación: 12 semanas de edad.
- Revacunación: anual.

CORONAVIRUS:
- Primera vacunación: 6-8 semanas de edad.
- Segunda vacunación: 10-12 semanas de edad.
- Revacunación: anual.

PARAINFLUENZA:
- Primera vacunación: 6-8 semanas de edad.
- Segunda vacunación: 10-12 semanas de edad.
- Revacunación: anual.

BORDETELLA:
- Primera vacunación: 6-8 semanas de edad.
- Segunda vacunación: 10-12 semanas de edad.
- Revacunación: anual.

LEPTOSPIROSIS:
- Primera vacunación: 6-8 semanas de edad.
- Segunda vacunación: 10-12 semanas de edad.
- Revacunación: anual.

RABIA:
- Primera vacunación: 3-6 meses de edad.
- Revacunación anual.

Alergias


La ATOPIA o dermatitis por inhalación, es un tipo de alergia que resulta de la inhalación de polenes, polvo o moho, etc.; es junto con la DERMATITIS A LA PICADURA DE PULGA la causa más común de alergia en los perros. La ALERGIA ALIMENTARIA es aquella producida por algún componente de la dieta del animal.
Síntomas:
- lamido de extremidades
- picores faciales
- picores generalizados
- infecciones en los oídos
- pérdida de pelo, etc
Una mascota que sea alérgica a algo lo demostrará a través de su piel. Algunos lamerán sus patas hasta que estas se irritan; las patas son el único lugar donde los perros tiene glándulas sudoríparas y éstas se inflaman por las alergias. También pueden frotar la cara contra la alfombra o el sillón, intentar rozar los costados de su cuerpo contra muebles, etc.
También se producen infecciones del oído porque las glándulas sobreproducen cera como una respuesta a la alergia. Las lesiones de piel por alergia se producen usualmente porque el mismo perro se muerde o rasca. A veces hay pérdida de pelo. La piel puede estar reseca, roja o grasosa dependiendo del perro. Es muy común que se produzcan infecciones bacterianas secundarias debido a estas lesiones de piel que ellos mismos se hacen.
Las mascotas comunmente son alérgicas a los árboles, pasto, polen, telas como lana o nylon, materiales de plástico o goma, comida o aditivos, productos lácteos, ácaros y por supuesto a picaduras de pulgas, insectos, etc.
Las moléculas a las cuales los perros son alérgicos se llaman alérgenos. El cuerpo responde a esos alérgenos de una forma anómala.
La razón por la cual estos alérgenos causan picazón en la piel es porque, simplificando, los alérgenos "inhalados" (ATOPIA) , "ingeridos" (ALERGIA ALIMENTARIA) o "adquiridos por contacto" (DERMATITIS DE CONTACTO), hacen que el sistema inmune produzca una proteína llamada IgE. Esta proteína se fija en ciertas células de la piel. Cuando estas células se combinan con la proteína IgE responden a los alérgenos liberando químicos irritantes como la histamina.
Factores genéticos
Hay que recordar que las mascotas deben estar expuestas durante un tiempo a los alérgenos para que la alergia se desarrolle, aunque hay excepciones como las reacciones a las picaduras de insectos que son inmediatas.
Generalmente el organismo del animal debe 'aprender' a reaccionar a un alérgeno de manera adecuada. Esto es algo 'aprendido' por el sistema inmune que está genéticamente programado para ello.
Las alergias son muy comunes en ciertos Terriers como el Scottish, el East Highland White, Cairn y el Pelo duro; también son frecuentes en el Lhasa Apso y en razas más grandes como los Setters, los Retrivers y los Dálmatas. También están bien documentadas en Pugs, Shnauzer Miniatura y Bulldong Inglés.
Es común que las alergias comiencen a desarrollarse entre el año y los tres años de edad. Como muy tarde pueden comenzar entre los 6 y los 8 años, pero en el 80% comienzan antes. A medida que el perro es mayor usualmente se desarrollan alergias por causas adicionales y la respuesta a cualquier alérgeno es más severa.
Diagnostico de alergias:
Cuando nos enfrentamos a un perro que se rasca y a un dueño preocupado, es muy fácil para un veterinario apurarse y así errar en el diagnóstico. A veces los veterinarios toman el camino más fácil y ametrallan al animal con varios medicamentos diferentes con la esperanza de que al menos alguno haga efecto y los signos desaparezcan. La mayoría de las alergias son por inhalación (ATOPIA) y se presentan normalmente en determinas épocas del año. El perro puede ser alérgico a algunos tipos de polenes que se encuentran en el ambiente durante 3 o 4 semanas al año. En los casos en que la alergia sea suave pero la piel irritada se haya infectado con bacterias, se deberá usar un antibiótico de amplio espectro que elimine el organismo infectante y la piel volverá a su apariencia casi normal aunque el tratamiento no haya sido dirigido directamente contra la alergia.
Un diagnóstico definitivo para una alergia y para determinar exactamente a lo que el animal es alérgico puede hacerse solo en estas tres formas:
1. testeo de sangre o intradermal
2. eliminar del ambiente y de a una, cada cosa que pueda causar alergia
3. respuesta a una terapia
Esto último no es tan exacto pero usualmente muestra el resultado más rápido para el perro y es el más satisfactorio para el dueño. Un excelente ejemplo de esto puede ser el perro que es alérgico solo al polen de los árboles.
Cada año, en el mismo mes el perro comienza a lamerse las patas, rascarse o frotar su cara contra alfombras, sillones, etc. Se elige como tratamiento unos comprimidos o una inyección que suprimirá la alergia por 3 o 4 semanas aproximadamente. El perro vuelve a la normalidad y solo se debe esperar hasta el próximo año para tener el mismo problema.
Pero desafortunadamente, las cosas no siempre son tan simples o salen tan bien. Es extremadamente importante que encontremos qué alérgenos hacen reaccionar al perro para poder ayudarlo realmente.
Los testeos (sangre o intradermal) son la mejor forma de tener un diagnóstico positivo para la ATOPIA (dermatitis por inhalación). Cuando se puede identificar el alérgeno el perro puede recibir una inmunoterapia
adecuada.
Tratamiento de la ATOPIA
Alrededor del 90% de las mascotas alérgicas pueden ser controladas efectivamente con los siguientes tratamientos. Algunos perros pueden requerir solamente un suplemento de ácidos grasos o un simple cambio en su dieta para mantener sus alergias bajo control, pero algunos otros puede que necesiten incorporar muchos o todos de los siguientes tratamientos para que se hagan efectivos. Veremos tratamientos opcionales para estos tres tipos de alergia.
Recuerde que muchos animales pueden tener alergia a más de un alérgeno y pueden tener ambas alergias, la atopia y la alimentaria.
La ATOPIA es con diferencia la causa más común de alergias en perros y también ocurre en gatos. Muchas de estas mascotas sufren de intensa picazón. Otras pueden mostrar solo signos suaves de alergia y en estos casos los tratamientos para piel seca, infecciones de la piel o alergia a picaduras de pulgas, pueden resolver estos problemas.
Prevenir la Atopia:
Esto puede ser muy importante en el manejo de la atopia. Mientras que puede ser imposible eliminar completamente los alérgenos, muchos pueden ser reducidos con un mínimo esfuerzo de parte del propietario. Para prevenirla, los alérgenos deben ser identificados mediante analíticas. La prevención no es un tratamiento en sí pero se usa conjuntamente con otros tratamientos.
Terapia local:
La terapia local consiste en champúes y soluciones locales para la picazón. Esta terapia ofrece alivio inmediato pero de corto término.
Se recomienda bañar los perros atópicos al menos una vez cada dos semanas con un champú hipoalergénico. Las cremas son generalmente usadas en las patas y entre los dedos y los sprays en el abdomen u otras partes con poco pelo.
Estos productos cuando son usados con moderación no crean efectos a largo plazo o problemas asociados a los esteroides orales o inyectables.
Acidos Grasos:
Los ácidos grasos han sido recomendados durante años para mejorar la calidad y el brillo del pelo. Recientemente una nueva investigación ha mostrado que son también muy beneficiosos en el tratamiento de alergias en perros. Hay gran variedad de ácidos grasos incluyendo el linoleico (Omega 6) y linolénico (Omega 3). Los ácidos grasos trabajan en la piel ayudando a reducir la cantidad y los efectos de la histamina que es liberada en respuesta a las alergias. No todas las mascotas alérgicas responden a los ácidos grasos. Algunas muestran mejorías, otras tienen una cura completa y otras no muestran ningún cambio. La mayoría de los perros necesitan tratarse con ácidos grasos diariamente y por muchas semanas o meses para mostrar una mejoría significativa. De todos modos son muy seguros y no tienen prácticamente efectos secundarios. Los estudios demuestran que cuando se usan los ácidos grasos conjuntamente con otros tratamientos como antihistamínicos los efectos pueden sumarse y el resultado será mejor. Por su seguridad y efectividad deberían suplementarse ácidos grasos en todo tratamiento para la atopia.
Antihistamínicos:
Los antihistamínicos son ampliamente usados tanto en humanos como en animales. La mayoría de los usados en la medicina veterinaria son antihistamínicos que fueron elaborados para uso humano. Se ha probado que son efectivos para controlar alergias en un 20% de los perros y en un 70% de los gatos. Cuando son usados como parte del tratamiento que incluye ácidos grasos y prevención, el porcentaje de respuesta es mayor.
Cada animal responde en forma diferente a cada antihistamínico diferente. Por eso a veces deben usarse varios de ellos hasta encontrar el efectivo. Todos tienen diferentes dosis y riesgos de efectos secundarios y por supuesto deben usarse bajo la guía de un veterinario. Algunos efectos secundarios comunes incluyen sedación, hiperactividad, constipación, boca seca y falta de apetito. El antihistamínico correcto administrado en la dosis correcta no debería causar efectos indeseables. Para algunos perros con gran picazón una sedación leve puede ser un efecto secundario deseado.
Inmunoterapia:
La inmunoterapia ha sido descripta como el mejor tratamiento para la atopia canina. Está indicada cuando la prevención de los antígenos es imposible de hacer, cuando los síntomas duran más de 4 a 6 meses, y cuando los ácidos grasos y los antihistamínicos no dan resultados satisfactorios.
Debe hacerse una identificación de alérgenos antes de recibir inmunoterapia. Cuando los alérgenos han sido identificados, se administra a la mascota unas inyecciones que contienen los antígenos. Este tramamiento puede durar de 1 a 3 años. El éxito del tratamiento es del 60 - 70%, pero requiere tiempo y dedicación del dueño y del veterinario. Este tratamiento es una excelente opción en casos severos de atopia especialmente en perros jóvenes. Si Ud. tiene una mascota que no responde a los tratamientos convencionales considere seriamente este tratamiento.
Tratamiento de la ALERGIA ALIMENTARIA
El tratamiento consiste en identificar el alimento causante de la aparicion de los picores. Para ello se realiza una dieta de eliminación a la que iremos agregando distintos alimentos gradualmente hasta identificar el causante del problema. Esto puede requerir tiempo y en ocasiones es difícil de realizar. Otra opción consiste en utilizar piensos comercialmente preparados para esta finalidad.