La piómetra es una enfermedad infecciosa producida por bacterias y que se caracteriza por la presencia de infección dentro del útero o matriz.
Aquí hablaremos de la piómetra que afecta a perras y gatas.
Afecta a perras y gatas de mediana o avanzada edad, aunque con menor frecuencia puede afectar animales más jóvenes.
Generalmente aparece unas semanas después de haber transcurrido la época del celo.
Las causas son variadas pero están relacionadas con disturbios hormonales y la edad.
El animal cuando padece esta enfermedad está decaído, puede tener secreciones vaginales purulentas o hemorrágicas, puede beer más agua de lo habitual, puede orinar más de lo habitual, puede tener el abdomen distendido, puede aparecer dolor articular, apetito disminuido, decaimiento, ...
El tratamiento más eficaz y definitivo consiste en la ovariohisterectomía, es decir, la extirpación del útero y los ovarios.
Actualmente existen otros tratamientos con unos productos denominados prostaglandinas que han tenido resultados alentadores en algunos casos, evitando así la cirugía, aunque tienen algunos efectos colaterales no graves tales como salivación y temblores.
Este tipo de tratamientos no son definitivos, con lo que nuestra mascota, aunque va a mejorar, seguramente no se va a curar y en casos de infecciones graves no se alcanza a expulsar la totalidad del pus del útero y hay una recurrencia del problema en un lapso de tiempo variable. En este caso no queda otra alternativa que recurrir a la cirugía.
El tratamiento con prostaglandinas está indicado cuando se quiere quiere conservar el estado reproductivo del animal o bien cuando el estado sanitario no es el adecuado para resistir una operación.
Intoducción:
Las perras y gatas durante el período del celo presentan un incremento de los niveles de progesterona.
La progesterona produce:
- Un incremento en el número y la actividad de las glándulas endometriales.
- Una disminución de las contracciones del miometrio (musculatura del útero) y, por tanto, facilita la retención de las secreciones en el interior del útero.
- Alteración de la inmunidad propia del útero.
Durante el celo, las bacterias (la más frecuente es Escherichia coli) que se encuentran en la vagina pueden ascender hasta el útero donde encuentran un ambiente muy favorable para su multiplicación.
La utilización de algunas hormonas (estrógenos y progestágenos) para la prevención de las gestaciones no deseadas, predispone a la aparición de la piómetra.
Las perras adultas o viejas tienen celos irregulares que predisponen a estos problemas.
Signos Clínicos:
Los síntomas aparecen a las 3-8 semanas después del celo. Son muy variables, pero los más frecuentes son: apatía, anorexia (dejar de comer), fiebre (en un 20% de los casos), vómitos, polidipsia (beber mucho), poliuria (orinar mucho) y deshidratación.
A veces, cuando la piómetra es "abierta" (cuello uterino abierto) se observa una descarga de secreción purulenta por la vagina.
Algunas perras y gatas llegan en estado de shock debido a las complicaciones graves secundarias a la piómetra tales como septicemia (bacterias en la sangre), endotoxemia (toxinas en la sangre), peritonitis o insuficiencia renal. Complicaciones que pueden tener un desenlace fatal si no se corrigen a tiempo.
Recomendación:
Recurrir lo antes posible al veterinario para que trate esta urgencia de forma inmediata. El tiempo transcurido desde la instauración de los síntomas y la actuación veterinaria es muy importante para la supervivencia de tu mascota.
Diagnóstico:
La mayoría de las veces con la historia clínica y una buena exploración ya es posible emitir un diagnóstico.
Otras veces, son necesarias otras pruebas complementarias para confirmar el diagnóstico: análisis de sangre (para valorar el número de glóbulos blancos y la funcionalidad renal), radiografías del abdomen o ecografías del aparato genital.
Tratamiento:
a) Recuperar o evitar la presencia del shock en la perra. En esta fase la infusión masiva de fluidos en la circulación sanguínea es fundamental. También hay que controlar la funcionalidad renal e iniciar un tratamiento con antibióticos de amplio espectro.
b) Una vez que la perra está estabilizada hay que entrar al quirófano para realizar una ovariohisterectomía (extirpar los ovarios y el útero).
c) En las perras que estén estables y que presenten una piómetra "abierta", se puede aplicar un tratamiento médico con antibióticos y prostaglandinas (hormonas que aumentan las contracciones uterinas). Con este tratamiento se intentaría mantener la capacidad reproductora de la perra, sin embargo, debido a la gravedad de la enfermedad y a la particular anatomía del útero de las perras, los resultados son menos satisfactorios.
Pronóstico:
Si se opera de forma rápida las posibilidades de éxito son muy altas, sin embargo, si existen algunas de las complicaciones antes mencionadas las perras pueden morir durante la cirugía o días después de ésta.
Si no se trata adecuadamente el desenlace será fatal debido a la gravedad de esta infección.
El tratamiento quirúrgico consigue una curación definitiva.
La utilización de un tratamiento médico ha de ser valorado cautamente por el veterinario y el propietario.
Prevención:
No utilizar medicaciones para control de celos (inhibición o aplazamiento).
Esterilizar a las perras y gatas no destinadas a la reproducción.
Hacer controles post parto con su veterinario.